viernes, 11 de febrero de 2011

A ti


Al primer hombre que me vio nacer. Al único hombre que quisiera ver como héroe, pero que sufro amargamente porque no está aquí.
A ti, porque nunca me prohibiste un beso, un te amo, un “mi chiquita”. Porque nunca perdiste la chispa, porque aunque hacías daño en muchas cosas, tus palabras cambiaban el clima y me hacían creer.
A ti, porque ahora estás tan lejos, te veo poco y cada vez menos, más ojeroso, consumiendo tu alma, consumiendo tus años, te haces daño y me haces daño.
A ti, porque mi corazón simplemente no aguanta, quiere explotar a pedazos por  ti, el único hombre que me destrozó los sueños, me cambió la vida, me dio otra perspectiva.
A ti, porque cada vez que te pienso, mis ojos se llenan de agua, porque cada vez que me dices, te siento distante, me distancio más, a paso lento y toda puerta cierro para no hacerme más daño por tus palabras, que siempre han calado hondo y siempre significan algo.
A ti, porque siempre pido a Dios  que te proteja, que te ayude, y que te de más oportunidades, más de las mil doscientas que has tenido, más de las que podría dar a cualquier humano, porque en Dios es posible todo. Dios nos consuela.
A ti, porque la tristeza es solo un sentimiento, pero la oración es eficaz porque las palabras se las lleva el viento pero la fe permanecerá!! Sí por siempre, y sobre cualquier mal triunfará.
A ti, porque te sigo y seguiré queriendo, porque te honraré pase lo que pase hasta el final.


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