viernes, 16 de octubre de 2015

CREO EN UNA PERSONA, NO EN UNA RELIGIÓN.

No sé por dónde empezar. Quizás debería decir que no soy una persona religiosa, pero que amo a Jesús con toda mi mente y  corazón. 

Sí, has escuchado bien, a Jesús de Nazareth el hijo de Dios. El que vino a este mundo a morir por nosotros, el que nació hace más de 2000 años.

No sé si lo entiendas pero amo a la persona de Jesús y sus palabras escritas en la Biblia, cada parábola, cada gesto, cada milagro. Las amo y las quiero apropiar a mi vida.

De hecho una vez que lees de él y lo conoces tu vida nunca más vuelve a ser la misma, tengas la edad que tengas y creas en lo que creas. Te cambia, te toca, te raya,  te da esperanza en este mundo y te hace estar tranquila con respecto a la  muerte. Te hace sonreír cuando todo está perdido, te da gozo en medio de miles y miles de complicaciones, e incluso cuando alguien muere, la tristeza se convierte en consuelo y esperanza.

No hablo de religión, hablo de seguir y creer en UNA persona, de buscar más sobre su vida, creer en sus palabras y  entender lo que quiso decir. Porque cuando lo conoces sabes que te quiere a ti. Y que no está para nada muerto. Sus palabras viven, transforma vidas. Lo ha hecho por siglos.

Te das cuenta que no fue un profeta,  líder, revolucionario ni guía espiritual. Simplemente es  lo que siempre dijo ser: El hijo de Dios.

Y lamentablemente, al conocer más de él comienzas a entender que ni una sola religión es suficiente para salvar vidas. Él mismo lo dijo. El mismo condenó el poner cargas a las personas. Y no puedo callar ni negar que la religión te carga y muchas veces atemoriza,  nos hace creer que estamos por buen camino cuando hacemos cosas buenas y  que las buenas obras resolverán todo. Eso es una gran mentira.

La religión te da sentimientos de culpa porque no hiciste lo suficiente, porque, como lo dije antes,  hacer cosas buenas nunca es suficiente. Te atemorizan las palabras infierno y pecador hasta el punto en que las evades y dejas de creer en “esas cosas” porque crees que es mejor un mundo donde cada uno haga lo que quiera.

Pero con Jesús no hay temor a esas palabras, ni siquiera te resultan incómodas. De hecho Jesús vino al mundo para que seas libre, para que te rías de ellas. Y para que sepas que, en Él efectivamente hay vida después de la muerte y hay vida en abundancia.

Cuando des tu último suspiro, tu corazón pare de latir y te vayas del cuerpo, no estarás durmiendo eternamente, no descansarás en paz ni simplemente dejarás de existir. Querido amigo, tú seguirás viviendo, la gente pensará que estás durmiendo mientras tú, estás completamente despierto, lejos de este mundo, lejos de tu cuerpo  pero muy cerca a lo desconocido.  Con miedo sino sabes lo que se viene, con esperanza si sabes que Jesús vino exactamente para que tú estés tranquilo en ese momento: Tu nueva vida después de la muerte.

Por eso es tan importante hablar de la persona de Jesús. No para decirte que hagas tal y cual cosa “religiosamente” en esta vida porque si no te irás al infierno. No para condenar al mundo, sino para que sea salvada por la PERSONA de Jesús.  

Él ha venido para que tengas vida en abundancia, para que seas libre.  Él ha venido simplemente para salvarte de la muerte eterna y para permitirte vivir una experiencia inolvidable a Su lado. Que el día de tu muerte sea un día de alegría y tranquilidad para ti. Para que no tengas miedo a lo desconocido porque con Él en tu vida no hay nada que temer. Para que después  no  digas “por qué no le creí” “me dijeron sobre esto y yo ni caso”.

Amigos se los estoy diciendo, no tienes que ser una intelectual para entender lo que Jesús dice al respecto. Jesús es el acceso para la vida después de la muerte. Lo dijo él mismo, por eso murió, por decir que tenía autoridad para dar y quitar la vida, que era Hijo del Dios viviente.

Si un astronauta viaja al espacio y tiene su traje bien puesto está tranquilo porque está protegido. No hay nada que temer allá arriba, solo disfrutará de la experiencia; Pero si alguien se va al espacio sin el traje simplemente la experiencia es intolerable y mortal.

Si vas a otro país necesitas DNI un pasaporte, una visa, te informas sobre los requisitos y  solo entras si estás registrado, sino lo tienes estás fuera.

Jesús es ese traje espacial, es ese pasaporte a tu nueva casa. Míralo de este lado: Jesús es la entrada a la mejor experiencia de tu vida! Te lo pido, lee sobre él en la Biblia, lee lo que dijo y búscalo a Él. No te pido que cambies de religión o dejes de creer y hacer lo que creías. Solo búscalo y lee sus palabras.

Intenta orar por un minuto en tu cuarto aunque no creas. Hazlo por mí, hazlo por curiosidad, o por si las dudas. Hazlo y pregúntate “¿Es esto real?” ¿Es Jesús el camino al cielo?  No importa que no creas en el cielo, ni en el infierno, ni siquiera en Dios. Tú pregunta nada más. Hazlo de corazón. Has tenido miles de experiencias en tu vida que han sido una locura, haz una locura más. Cuestiónale, pregúntale, lee sobre él. 

Sé que tal vez piensas: “Esto no lo necesito, yo estoy muy bien así”. No te digo que cambies tu vida para buscarlo, te digo que lo busques y lo conozcas para que tu futuro cambie.

Él ya hizo la chamba en esa horrible cruz. Murió por ti y resucitó para que sepas que Él es el CAMINO, la VERDAD, la VIDA.

Jesús no cambiará tu economía, no resolverá tus problemas, no parará tu sufrimiento, que no te metan letra al respecto, él no vino al mundo a hacerte feliz. Vino para  dar vida después de la muerte y para sanar tus heridas más profundas. Él proporciona  las herramientas necesarias a los hombres para vivir esta vida con paz en MEDIO DE CUALQUIER CIRCUNSTANCIA, la más favorable como la más terrible; Además, te ayuda a vivir pensando en los demás, buscando sanar espiritualmente a otras personas, como Él lo hará contigo. De eso se trata el evangelio. 

Tú no tienes que hacer nada más que aceptarlo a Él, A la persona de Jesús no a la religión.

La salvación es por fe en Jesús, no por hacer buenas acciones, no por ir a la iglesia todos los domingos, no por orar todos los días o por ser buena persona. Eso es consecuencia dé...no la condición para...


Dale el beneficio de la duda y te sorprenderás.