martes, 29 de marzo de 2011

Mi primera cita

Son las 7:20 de la mañana y estoy saliendo de casa. Una vez más el cansancio en mi cuerpo impidió que comenzara el día a las 6 en punto, como lo tenía planeado. No comencé a las seis, comencé a las siete, saltando de la cama, corriendo del baño al cuarto, del cuarto a la cocina, de la cocina a la sala, hice malabares para poder salir a esa hora, 7:20 de la mañana de casa. Salí por esa puerta con no muchos rayos del sol como nos tienes acostumbradas. Esta vez fui precavida y saqué una chompa, así que me la puse mientras caminaba apresurada esas cuantas cuadras. Mis pasos eran largos y rápidos, mientras los carros particulares pasaban junto a mí a toda velocidad, asumía que también estaban tarde. Decidí no esperar en el paradero de siempre, sino en  otro un poco más lejos, mi amigo me recomendó que lo hiciera porque los micros pasan vacíos, luego van al paradero al que yo suelo ir siempre y la gente se pelea para entrar . Mi amigo estaba en lo cierto, así que decidí hacerle caso.
Esperaba y esperaba pero no pasaba ninguno, miraba la hora porque en mi trabajo no hay tolerancia, llegas un minuto tarde y ya te descuentan, así que esperé y me desesperé.
En eso vi que el sol comenzaba a alumbrar cada vez más al fin, y vi el cielo de la molina, azul claro, con las nubes bien marcadas, y respiré hondo porque veía el parque y respiré hondo nuevamente porque me acordé de ti. Recordé que otra vez te fallé y suspiré. Quisiera detener el tiempo esta vez y volver a escuchar el reloj a las seis, porque sé que me estabas esperando, que me estabas inquietando, poco a poco, con esa dulce voz que tienes, con ese amor eterno que solo tú me has dado, susurrabas a mi oído lentamente, mi corazón también lo sentía pero no te hizo caso, decidió esperar unos minutitos más en la cama, soñar con cualquier cosa menos contigo, mientras mi mente le decía un poco dudosa, ¿ya es hora no? ¿Ya es tiempo verdad? Silencio mente, déjame descansar.
Son las 7: 50 y el micro recién apareció, está bien lleno pero igual  subo rápidamente y me sostengo como siempre, espero un asiento, te pido por él. Un señor se para y dice que me siente, gracias le digo y te lo  digo a ti también. Ahora me pongo a pensar escuchando radio oxígeno, una balada antiquísima, me río y la canto con voz un poco fuerte, la chica que está a mi costado sonríe. Pienso en que hoy es un día nuevo, otro más de la semana, pienso en que me estuviste esperando a las seis como siempre y que como siempre a esa hora no asistí. Sé que estoy de duelo y que te necesito más que nunca, sé que mis pensamientos se confunden sin tu voz, que muchas veces no tengo fuerzas porque simplemente me olvido de que tú estás ahí esperándome con un café caliente, esperándome con ansias a que te cuente todo, que te explique todo, que te entregue todo, sé que me ves con esos ojos hermosos, que me ves con ansias, que me anhelas y que quieres tan solo que dé un impulso, que no haga caso a mi cansancio, que me acuerde de ti, que estás esperándome ansioso, expectante, ¿qué harás hoy?, ¿cómo comenzarás el día?, pero yo, una vez más cierro mis ojos y descanso en mi cama, esos cinco minutos se tornan 20 y luego no hay más tiempo, se esfumó, fué. Y tengo que correr de aquí para allá y salir volando, con un beso simple a mi mamá, con unos cuantos panes, cual chavo del ocho, de jamón y apresurarme como siempre al paradero.
El micro está completamente parado en medio de la pista, es uno más de una fila enorme de carros de todo tipo, muchos automóviles de todos los colores, marcas y formas. Veo a la gente yendo al colegio, bien vestidos para el trabajo, veo a niños con sus madres, a parejas de la mano, todas listas para empezar el día, y me veo por dentro a mí. Cuánto hubiera deseado esa cita, cuánto hubiera querido ir, ¿porqué no me levanté?, pienso arrepentida, ¿Porqué no simplemente me olvidaba del sueño y estuve a tu lado contigo, porqué no fui yo quien te preparó el café? Pienso en eso y pienso en la vida que tengo. En cómo no es nada sin esa cita. En cómo pierdo los días y la pospongo para otra ocasión, para cuando se me pegue la gana pero  menos a las seis de la mañana, justo la hora a la que prometí asistir.
Porfavor te pido que me esperes nuevamente, que me des una oportunidad, que yo sin ti me muero, que desfallezco que me seco, necesito estar contigo aun más en esta época de mi vida, aun más ahora que me siendo débil, que necesito consuelo. Porfavor dame otra oportunidad, sé que no me dejarás, sé que tú seguirás ahí con esa tasa de café llena y yo prometo una vez más volverte a ver a la misma hora, en el mismo lugar, te lo pido como todos los días, este día una vez más, espérame esta vez llegaré, quiero hacerlo, lo necesito,  porfavor ten misericordia y nuevamente espérame.
Porfavor, eres la luz que ilumina mi interior, sin ti no tengo energía, no hay ilusión, dame esperanzas como siempre, renuévame nuevamente, espérame porfavor, esta vez prometo levantarme, sin importar lo que me cueste. Aunque sea para decirte hola, pero necesito buscarte, reírme contigo y dártelo todo.
Porfavor, eres la cita más importante, eres la reunión a la cual en verdad me importa asistir, por favor padre mío, necesito de ti.

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