jueves, 19 de agosto de 2010

¡No apagues la luz!

La oscuridad me aterroriza cuando estoy sola y no puedo respirar bien. Siento que una presencia maligna me vigila astutamente mientras yo, como un cordero al matadero, sigo haciendo mis cosas, dejándome llevar. No me paraliza, pero no puedo respirar correctamente y mientras trato de seguir con mi vida, mi corazón late mucho más fuerte. La oscuridad oscurece también mi mente, pienso cosas aterradoras, incluso ilógicas, mas que aquellas vistas en una absurda película de terror, presiento que algo grande y feo está por comenzar y que no viviré para contarlo, la adrenalina sube, el miedo avanza, luego pienso en lo tonta que soy, intento calmarme pero ya es tarde, estoy en un remolino de ideas, de ideas y fantasías, laberintos sangrientos, clichés inútiles, grotescos, torpes, la oscuridad me idiotiza.

Y ahí, a oscuras y muerta de miedo, comienzo a imaginar mi vida sin luz. Ciega por dentro y por fuera, no tendría remedio, la insensatez, la falta de visión, la ausencia de paisajes hermosos...mi mente no funcionaría, la depresión me consumiría. Oscuro y negro,  negro azabache, no es un color, es una pesadilla, oscura muerte, oscura vida. Se prende la luz y estoy envejecida, 30 años más han aparecido en mi rostro, bastó 30 segundos para recordar lo vulnerable que soy, pálida, frunciendo el seño, encogida y encorvada, como si algo me fuera a aplastar. Pero ahora veo, y todo es diferente, aunque confieso que mis ojos me duelen, me hincan al ver tal resplandor, revientan mis pupilas, me hace daño.Manifiesta lo peor de mí, manifiesta lo que verdaderamente soy, nada.

La luz me estremece, me canso de ver, mi color está regresando, los colores están regresando, veo todo con claridad, lo veo todo, lo escudriño todo y se me hace difícil renunciar. Ahora veo pero ya no quiero, no puedo ver lo que veo, la oscuridad escondía lo que era, ahora debo trabajar para pulir los defectos que se hacen visibles, claramente a la luz, pero no estoy dispuesta, tengo miedo, tengo que trabajar el doble, tengo que ser paciente y probarme constantemente en la luz. Todos me ven, no soporto la verguenza, me deprimo nuevamente, ¿qué clase de luz es esta, imposible de soportar?, empiezo a apagarla nuevamente, me empiezo a autoesclavizar. Después de todo, la oscuridad no es tan terrible como parece, tiene puntos a mi favor, solo me aterroriza cuando estoy sola, pero contigo...contigo es diferente, parece diferente, a oscuras lo haces todo, ¿quién te va a acusar?
La oscuridad me enferma, es una adicción, ahora ya no puedo ver por más que quiera. A oscuras, sola, triste, pero sin temor, después de todo, yo decidí apagarla, no quiero verla jamás, sin paisajes hermosos, sin una "vista" pervia, me entrego a la más profunda oscuridad.

Oscura vida, oscura muerte, me arrepiento de apagarla nuevamente, renuncié a la claridad de la mañana, a la belleza del mar, a las profundidades del océano, a contemplar tu majestad...Bastaron 30 segundos para darme cuenta lo vital pero difícil que estar a la luz.

Mas esfuerzo, mas dolor, mayores retos, pero sí que vale la pena. No te engañes, no me grites, no te juzgues, regresa a la luz....y así,  lentamente me vuelvo a ella. No puedo dejar de verte, no puedo dejar de mirar, es duro pero no quiero retroceder jamás, ahora entiendo todo, tú eres la luz, no me importa ver lo que soy, contigo estoy completa, porque tú eres la luz, lámpara es a mis pies y lumbrera a mi camino...vivir y brillar, brillar y vivir, yo soy la luz.

"Porque en otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor...andad como hijos de luz" Ef 5:8

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