viernes, 6 de mayo de 2016

Detectando la enfermedad, recibiendo la cura.

Conocemos a muchas personas en nuestro recorrido en esta vida. Todas ellas tienen cosas increíbles de las cuales podemos aprender! Hay gente tan capaz, inteligente, noble, dispuestos a ayudar.  

Cada vez que conozco a alguna persona nueva tengo un poco de miedo al principio,  no sé porqué, pero cuando ese miedo es superado y  traspaso esa barrera veo tantas cosas admirables en ellas! que mientras me habla digo en mi mente: Wow que linda es, que tal personalidad, qué estilo, qué considerado, que divertido, que sencilla.

Estoy segura que la gente que te rodea tienen virtudes muy valoradas por ti. Tu familia, tus amigos, tu pareja. Pero también sé que todas esas personas tienen defectos y errores, como yo.

Mientas más vamos conociéndolas, vamos descubriendo sus debilidades, sus problemas, sus defectos. A veces te fallan taaaanto pero taaaanto que ya no quieres seguir parando con  ella. Te mintió, te dijo algo de manera despectiva, habló mal de ti a tus espaldas, no cumplió con lo que te prometió, siempre te hace esperar mil horas, se queja de la vida, tiene mucho miedo, es irresponsable, es demasiado peleona, es rara, en fin, miles de cosas  salen a la luz.

Lo que tendemos a hacer es a alejarnos y renegar de ellas.  Decimos "no me rodearé de personas negativas en mi vida” “no quiero personas hipócritas a mi lado” “¿Por qué hay gente tan mala onda?” y muchas frases más que las pensamos y aveces hasta las ponemos en facebook, o las decimos a nuestros amigos.

Pero cuando me veo a mí y empiezo a contar mis defectos, a veces me digo “oye, yo también he  chismeado y le he fallado a alguien, yo también hice esperar mil horas y no cumplí con lo que prometí, también he mentido y gritado a otra persona. Yo también soy aquella que falló.  

Creo que debemos vernos a nosotros mismos y juzgarnos con la luz de la verdad, antes de hablar o juzgar a los demás por lo que hicieron. Todos debemos reconocer en nuestra mente y corazón todo lo que hemos hecho o estamos haciendo mal. Porque así al detectar la enfermedad, podemos buscar la cura.

No se trata de sentirnos culpables todo el tiempo, sino todo lo contrario, se trata de enfocarnos en la maldad que tenemos dentro para que podamos sanar. Porque tenemos que aceptarlo, somos humanos y dentro de nosotros hay maldad.

Si no vas al doctor y no te dice lo que tienes, tal vez nunca te des cuenta que por dentro estás muriendo.

El punto es que antes de ver todo lo buena gente que somos nosotros y todo lo  mala onda que es  otra persona, veamos todo lo malo que podemos ser, todos los daños que hemos hecho o estamos haciendo! No cubrirlos, no dejarlos pasar, no decir “Bueno soy así y nadie me va a cambiar” sino detectarlos y alarmarnos.

Lo que tendemos a hacer es enfocarnos en lo bueno y minimizamos lo malo, entonces creemos que nuestras buenas acciones han borrado lo demás. He mentido a mi esposa pero también ayudé a una amiga, entonces todo bien. Le grité cosas horribles a un taxista pero he dado mucho a la gente que más lo necesitaba.  Justificamos lo malo con lo que hacemos bien y así seguimos ignorando la enfermedad. Tengo cáncer pero hoy me siento bien, entonces no me voy a morir. He robado pero el juez también debe saber que amo a mi madre y le doy plata todos los días, seguro me perdonará. ¿En serio?

El detectar la enfermedad es para buscar la cura y  sanarla, no para que muramos en ella.

El detectar lo malo en nosotros  es para restauración, no para condenación ni culpabilidad.

Cuando reconocemos que hay algo malo o que no estamos haciendo las cosas bien, hay un sentimiento de querer mejorar, de querer pedir ayuda y ¿sabes? Ese es el primer paso para conocer a Dios.

Jesús dijo que no ha venido para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvado por él. También dijo que ha venido para los enfermos, no para los que se creen sanos. Y  todos necesitamos ir al doctor algún día. ¿no?

Sus palabras se enfocaban en demostrar a las personas su maldad no para bajonearlas, sino para que se detengan a pensar… Oye, realmente necesito ayuda.

Juan el bautista, hablaba super fuerte a la gente, pero era para que la gente se detuviera a verse a sí mismo… “¿En verdad estoy haciendo mal?”

Los síntomas de una enfermedad son buenos de alguna manera porque te hacen reconocer que te tienes que curar.

La verdad es que no queremos que la gente nos diga qué estamos haciendo mal porque nos sentimos juzgados, además, ellos también tienen errores! Lo cierto es que estamos hartos de la culpa y la religión.

La religiosidad se  ha enfocado en mostrarnos tanto la enfermedad, pero ha escondido  la cura! Nos han dicho que tenemos que hacer mil confesiones, darnos de latigazos, exorcizarnos, rezar mil horas interminables para estar bien, ha llegado a extremos tan terribles que solo demuestra cuánta maldad hay en los hombres (es naturaleza humana)…

Cuando lo cierto es que Jesús ya hizo todo por ti, solo tienes que creerle y seguirle a él. 

El te perdona, te libera de toda culpa, el te va limpiando paso a paso, el te va mostrando el camino…Eso no es religión, es una relación.

Dios quiere que sepamos que tenemos maldad dentro para sanarnos, no para condenarnos.  Cuando reconoces tus errores y te acercas a Él hay alivio, hay sanidad, hay esperanza. Dios no quiere sacrificios religiosos (no comer, rezar, caminar, ir a misa, cumplir con todo) quiere una relación contigo, te quiere a ti! Él es el doctor que tiene la cura para la maldad de este mundo… Pero no empieza por el ladrón o por el mentiroso, empieza por ti y por mí… 

Jesús vino para que sepas que él puede limpiarte, de hecho lo hizo en esa cruz.  Déjalo que él te renueve,  el cambio que habrá en ti será de adentro para afuera, desde el interior de tu corazón, un corazón renovado, transformado, luego vas a ser reflejo de su amor, porque no dejarás de amarlo y aprenderás a amar a los demás! …. 

Es un proceso que puede ser duro muchas veces porque también  está limándote, porque está haciendo de ti una nueva persona.

Por favor, deja de pensar en una religión, piensa solo en la persona de Jesús, conoce su vida y lo que hizo en ella (está en los evangelios), conoce sus palabras,  sus discursos, léelos y verás que nada tiene que ver con religión. Verás que sus parámetros de amor y bondad son tan altos, que no podemos cumplirlos, por eso lo necesitamos a Él. Cuando lo conoces y lees de él te darás cuenta que Su amor es tan, pero tan grande que rebasa todo entendimiento, que te abruma.

La enfermedad la tenemos todos y eso es innegable, no nos mintamos a nosotros mismos creyendo que todo anda bien… pero la cura es Jesús. Recíbela y aunque el proceso de sanación es largo… vale la pena!



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