Conocemos a muchas personas en nuestro recorrido en esta
vida. Todas ellas tienen cosas increíbles de las cuales podemos aprender! Hay gente tan capaz, inteligente, noble, dispuestos a ayudar.
Cada vez que conozco a alguna persona nueva
tengo un poco de miedo al principio, no
sé porqué, pero cuando ese miedo es superado y traspaso esa barrera veo tantas cosas
admirables en ellas! que mientras me habla digo en mi mente: Wow que linda es,
que tal personalidad, qué estilo, qué considerado, que divertido, que sencilla.
Estoy segura que la gente que
te rodea tienen virtudes muy valoradas por ti. Tu familia, tus amigos, tu pareja. Pero también sé que todas esas
personas tienen defectos y errores, como yo.
Mientas más vamos conociéndolas, vamos descubriendo sus debilidades, sus problemas, sus defectos. A
veces te fallan taaaanto pero taaaanto que ya no quieres seguir parando con ella. Te mintió, te dijo algo de manera despectiva, habló mal de ti a tus
espaldas, no cumplió con lo que te prometió, siempre te hace esperar mil horas,
se queja de la vida, tiene mucho miedo, es irresponsable, es demasiado peleona,
es rara, en fin, miles de cosas salen a
la luz.
Lo que tendemos a hacer es a alejarnos y renegar de ellas. Decimos "no me rodearé de personas
negativas en mi vida” “no quiero personas hipócritas a mi lado” “¿Por qué hay
gente tan mala onda?” y muchas frases más que las pensamos y aveces hasta las ponemos en facebook, o las decimos a nuestros amigos.
Pero cuando me veo a mí y empiezo a contar mis defectos, a
veces me digo “oye, yo también he chismeado
y le he fallado a alguien, yo también hice esperar mil horas y no cumplí con lo
que prometí, también he mentido y gritado a otra persona. Yo también soy aquella que
falló.
Creo que debemos vernos a nosotros mismos y juzgarnos con la
luz de la verdad, antes de hablar o juzgar a los demás por lo que hicieron.
Todos debemos reconocer en nuestra mente y corazón todo lo que hemos hecho o
estamos haciendo mal. Porque así al detectar la enfermedad, podemos buscar la
cura.
No se trata de sentirnos culpables todo el tiempo, sino todo
lo contrario, se trata de enfocarnos en la maldad que tenemos dentro para que
podamos sanar. Porque tenemos que aceptarlo, somos humanos y dentro de nosotros
hay maldad.
Si no vas al doctor y no te dice lo que tienes, tal vez
nunca te des cuenta que por dentro estás muriendo.
El punto es que antes de ver todo lo buena gente que somos nosotros y
todo lo mala onda que es otra persona, veamos todo lo malo que podemos
ser, todos los daños que hemos hecho o estamos haciendo! No cubrirlos, no dejarlos pasar, no decir
“Bueno soy así y nadie me va a cambiar” sino detectarlos y alarmarnos.
Lo que tendemos a hacer es enfocarnos en lo bueno y
minimizamos lo malo, entonces creemos que nuestras buenas acciones han borrado
lo demás. He mentido a mi esposa pero también ayudé a una amiga, entonces todo
bien. Le grité cosas horribles a un taxista pero he dado mucho a la gente que más
lo necesitaba. Justificamos lo malo con
lo que hacemos bien y así seguimos ignorando la enfermedad. Tengo cáncer pero
hoy me siento bien, entonces no me voy a morir. He robado pero el juez también
debe saber que amo a mi madre y le doy plata todos los días, seguro me
perdonará. ¿En serio?
El detectar la enfermedad es para buscar la cura y sanarla, no para que muramos en ella.
El detectar lo malo en nosotros es para restauración, no para condenación ni
culpabilidad.
Cuando reconocemos que hay algo malo o que no estamos
haciendo las cosas bien, hay un sentimiento de querer mejorar, de querer pedir
ayuda y ¿sabes? Ese es el primer paso para conocer a Dios.
Jesús dijo que no ha venido para condenar al mundo, sino para
que el mundo sea salvado por él. También dijo que ha venido para los enfermos,
no para los que se creen sanos. Y todos
necesitamos ir al doctor algún día. ¿no?
Sus palabras se enfocaban en demostrar a las personas su
maldad no para bajonearlas, sino para
que se detengan a pensar… Oye, realmente necesito ayuda.
Juan el bautista, hablaba super fuerte a la gente, pero era
para que la gente se detuviera a verse a sí mismo… “¿En verdad estoy haciendo
mal?”
Los síntomas de una enfermedad son buenos de alguna manera
porque te hacen reconocer que te tienes que curar.
La verdad es que no queremos que la gente nos diga qué
estamos haciendo mal porque nos sentimos juzgados, además, ellos también tienen
errores! Lo cierto es que estamos hartos de la culpa y la religión.
La religiosidad se ha
enfocado en mostrarnos tanto la enfermedad, pero ha escondido la cura! Nos han dicho que tenemos que hacer
mil confesiones, darnos de latigazos, exorcizarnos, rezar mil horas
interminables para estar bien, ha llegado a extremos tan terribles que solo
demuestra cuánta maldad hay en los hombres (es naturaleza humana)…
Cuando lo cierto es que Jesús
ya hizo todo por ti, solo tienes que creerle y seguirle a él.
El te perdona, te
libera de toda culpa, el te va limpiando paso a paso, el te va mostrando el
camino…Eso no es religión, es una relación.
Dios quiere que sepamos que tenemos maldad dentro para sanarnos,
no para condenarnos. Cuando reconoces
tus errores y te acercas a Él hay alivio, hay sanidad, hay esperanza. Dios no
quiere sacrificios religiosos (no comer, rezar, caminar, ir a misa, cumplir con
todo) quiere una relación contigo, te quiere a ti! Él es el doctor que tiene la
cura para la maldad de este mundo… Pero no empieza por el ladrón o por el mentiroso, empieza por ti y por mí…
Jesús vino para que sepas que él puede
limpiarte, de hecho lo hizo en esa cruz.
Déjalo que él te renueve, el
cambio que habrá en ti será de adentro para afuera, desde el interior de tu
corazón, un corazón renovado, transformado, luego vas a ser reflejo de su amor,
porque no dejarás de amarlo y aprenderás a amar a los demás! ….
Es un proceso que
puede ser duro muchas veces porque también está limándote, porque está haciendo de ti una
nueva persona.
Por favor, deja de pensar en una religión, piensa solo en la
persona de Jesús, conoce su vida y lo que hizo en ella (está en los evangelios),
conoce sus palabras, sus discursos, léelos
y verás que nada tiene que ver con religión. Verás que sus parámetros de amor y
bondad son tan altos, que no podemos cumplirlos, por eso lo necesitamos a Él. Cuando
lo conoces y lees de él te darás cuenta que Su amor es tan, pero tan grande que
rebasa todo entendimiento, que te abruma.
La enfermedad la tenemos todos y eso es innegable, no nos
mintamos a nosotros mismos creyendo que todo anda bien… pero la cura es Jesús.
Recíbela y aunque el proceso de sanación es largo… vale la pena!